Un compañero de trabajo me ha insinuado hoy, ante la inminente llegada de mi cumpleaños, que quizá, tal vez, es solo un comentario, no te lo tomes a mal, debería ir pensando en madurar. Pues sí, es posible que deba centrarme, estoy en ello, pero si madurar significa casarme, hijos, seriedad y más problemas he de decir que AHORA NO LO QUIERO.
No quiero otra pareja estable. Me gusta correr, bailar, cantar, las escapadas en moto, ver a mis amigos, no dar explicaciones, llorar o reir sin motivo, jugar con los niños pequeños, trasnochar, conocer gente, hacer cosas sin pensar, tomar mis propias decisiones, dormir donde me dé la gana, hacer planes que luego no cumplo. Y por el momento no quiero renunciar a ello.
No creo que sea tan malo, la verdad, ni tan extraño. Para mí son más increíbles algunas decisiones que toman los demás. Si con mi actitud daño a alguien no es mi intención ni mucho menos. No necesito más presión, ya me meto yo bastante.
Y por supuesto que quiero madurar pero en el sentido de encontrar mi lugar, de estar bien y tranquila conmigo misma, de aclarar lo que quiero hacer con mi vida pero ahora busco un poquito de aire. Todo lo demás ya vendrá con el tiempo.